Inseguridad
La inseguridad es esa sensación de no confiar en uno mismo, de dudar constantemente si lo que haces, piensas o decides es suficiente o correcto. Muchas veces viene acompañada del miedo a equivocarse o a no ser aceptado.
A veces se siente como caminar sobre un piso que frágil, aunque en realidad pueda sostenerte. Y mientras más crece, más limita lo que te atreves a intentar.
Depresión
La depresión es más que estar triste. Es un estado en el que la persona pierde la energía, el interés y la motivación por cosas que antes disfrutaba. Se siente como si todo pesara más de lo normal, como si la vida perdiera color y costara levantarse cada día.
No es flojera ni falta de ganas: es una condición emocional que puede afectar el sueño, el apetito, la concentración y las relaciones. En pocas palabras, la depresión es como vivir con una nube encima que no deja ver con claridad, pero con apoyo y tratamiento esa nube puede disiparse.
Relaciones insanas
Una relación insana es aquella en la que el vínculo deja de nutrir y comienza a desgastar. Se reconoce porque en lugar de aportar confianza, respeto y apoyo mutuo, predominan el control, la descalificación, la falta de límites o el dolor emocional.
Dicho de otra forma: es una relación donde uno o ambos dejan de sentirse libres y cuidados, y en vez de crecer juntos, se van apagando.
Ansiedad
La ansiedad es como cuando tu mente y tu cuerpo se ponen en alerta aunque no haya un peligro real frente a ti. Es esa sensación de nervios, preocupación o miedo que aparece sin que lo llames, y que a veces se siente en el corazón acelerado, en la respiración agitada o en no poder dejar de pensar en algo.
Un poco de ansiedad es normal, todos la sentimos, por ejemplo: antes de un examen, una entrevista o un cambio importante, pero cuando se vuelve muy intensa o aparece casi todo el tiempo, puede cansarnos mucho y hacernos difícil disfrutar de la vida cotidiana.
En palabras simples: la ansiedad es como una alarma interna que se activa demasiado seguido, incluso cuando no hace falta.