Ultrasonido renal bilateral

Los candidatos ideales son aquellos pacientes que presentan síntomas o condiciones médicas relacionadas con los riñones, como infecciones urinarias recurrentes, dolor abdominal o lumbar, sangre en la orina, o antecedentes de cálculos renales. También se recomienda para personas con enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, que pueden afectar la función renal. Además, se utiliza para evaluar el estado de los riñones en pacientes que han recibido un trasplante renal o que están bajo tratamiento por enfermedades renales crónicas.

Durante el ultrasonido, se pedirá al paciente que se acueste en una camilla. Se aplicará un gel conductor en el área abdominal para mejorar la transmisión de las ondas sonoras. Luego, el técnico moverá un transductor sobre la piel para obtener imágenes de los riñones. El procedimiento es indoloro y no invasivo. Se pueden escuchar sonidos provenientes del equipo, pero no causan molestias. La duración del examen suele ser de 30 a 45 minutos. Al finalizar, se limpiará el gel y el paciente podrá reanudar sus actividades normales.

Los resultados se obtendrán por lo general en un plazo de 24 a 48 horas después de realizado el estudio. El tiempo puede variar dependiendo del centro médico y de la disponibilidad del radiólogo para interpretar las imágenes. Una vez que el radiólogo haya revisado las imágenes, se elaborará un informe detallado que será enviado al médico tratante, quien discutirá los resultados y los próximos pasos a seguir con el paciente.

Sí, en algunos casos puede ser necesario realizar un seguimiento. Dependiendo de los hallazgos del estudio, el médico podría solicitar pruebas adicionales o un monitoreo continuo para evaluar la evolución de cualquier anomalía detectada. Es importante seguir las indicaciones del profesional de salud y asistir a todas las citas programadas para asegurar un diagnóstico y tratamiento adecuados. El seguimiento también puede ayudar a prevenir posibles complicaciones y a mantener una buena salud renal.

No, no es doloroso. Durante el procedimiento, se aplica un gel conductor en la piel sobre el área de los riñones y se utiliza un transductor que emite ondas sonoras para crear imágenes de los riñones. Puede sentirse una ligera presión cuando el transductor se mueve sobre la piel, pero no debería causar dolor. El ultrasonido es una técnica no invasiva y segura, que no utiliza radiación, por lo que es bien tolerada por la mayoría de los pacientes.