Ultrasonido hepatovesicular

Se examinan principalmente el hígado y la vesícula biliar. Además, se pueden evaluar estructuras adyacentes como los conductos biliares y el páncreas. Este examen permite detectar anomalías como cálculos biliares, inflamaciones, tumores y otras afecciones hepáticas. También se pueden observar el tamaño, la forma y la textura de estos órganos, lo que ayuda a los médicos a realizar diagnósticos precisos y a planificar tratamientos adecuados.

Se pueden diagnosticar diversas afecciones del hígado y la vesícula biliar. Entre las patologías que pueden detectarse se encuentran los cálculos biliares, quistes hepáticos, tumores, abscesos, cirrosis y hepatitis. Además, este estudio permite evaluar el tamaño, la forma y la estructura de estos órganos, así como identificar posibles obstrucciones en los conductos biliares. Es una herramienta no invasiva y segura que proporciona información detallada para el diagnóstico y seguimiento de enfermedades hepáticas y biliares.

No es doloroso. Durante el examen, se aplicará un gel sobre la piel en la zona del abdomen y se utilizará un transductor que emite ondas sonoras para obtener imágenes del hígado y la vesícula biliar. Es posible que se sienta una leve presión cuando el transductor se mueve sobre la piel, pero no debería causar dolor. El ultrasonido es una técnica no invasiva y segura que no utiliza radiación, por lo que es bien tolerada por la mayoría de las personas.

La frecuencia recomendada depende de la condición médica del paciente y las indicaciones del médico tratante. En general, se sugiere realizar este estudio cuando existen síntomas o antecedentes de enfermedades hepáticas o vesiculares, como dolor abdominal, ictericia o antecedentes de cálculos biliares. En pacientes con enfermedades crónicas del hígado, como la cirrosis, puede ser necesario realizarlo de manera más regular para monitorear el estado del órgano. Siempre se debe seguir la recomendación específica del profesional de salud.

Generalmente, no se requieren cuidados especiales ni restricciones, y se puede retomar la actividad diaria habitual inmediatamente. Sin embargo, si se administró algún tipo de sedante durante el procedimiento, es aconsejable evitar conducir o realizar actividades que requieran plena atención hasta que los efectos hayan desaparecido. Además, se debe esperar a recibir los resultados y discutirlos con el médico para determinar los siguientes pasos a seguir, si es necesario.