Tengo 4 meses con vulvovaginitis candidiasica recurrente, he tomado Fluconazol y me he aplicado óvul
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Tengo 4 meses con vulvovaginitis candidiasica recurrente, he tomado Fluconazol y me he aplicado óvulos de metronidazol con nistatina, pero la infección vuelve , ¿A qué se debe?
Entiendo lo frustrante y molesto que puede resultar pasar por episodios repetidos de vulvovaginitis candidiásica, especialmente cuando ya se ha seguido tratamiento y parece que el problema vuelve una y otra vez. Lo primero que debes saber es que no estás sola: muchas mujeres presentan recurrencias, y esto no significa que tu tratamiento haya sido inadecuado, sino que hay factores de fondo que están favoreciendo que el hongo persista o reaparezca.
La vulvovaginitis candidiásica recurrente se define cuando ocurren cuatro o más episodios en un año, y en esos casos casi siempre existe una combinación de causas locales y sistémicas. En tu situación, el uso de fluconazol y óvulos con metronidazol y nistatina puede aliviar temporalmente los síntomas, pero si la candidiasis vuelve, es probable que el tratamiento no haya eliminado del todo la levadura o que se trate de una cepa resistente o diferente a Candida albicans, como Candida glabrata, que responde peor a los tratamientos habituales. En estos casos, lo ideal es realizar un exudado vaginal con cultivo y antifungigrama, que permite identificar exactamente la especie y saber qué medicamento la elimina con mayor eficacia.
Otro aspecto importante es la presencia de factores predisponentes. El uso reciente de antibióticos, los cambios hormonales (por anticonceptivos o por etapas del ciclo menstrual), el uso de ropa muy ajustada o sintética, la humedad prolongada en la zona genital, el uso de protectores diarios o duchas vaginales, y las alteraciones del pH vaginal pueden romper el equilibrio normal de la flora, facilitando el crecimiento del hongo. Además, problemas metabólicos como la resistencia a la insulina o la diabetes mellitus, incluso en grados leves, pueden hacer que las recurrencias sean mucho más frecuentes. Por ello, a veces se recomienda hacer una glucosa en ayuno o hemoglobina glucosilada, para descartar que haya un componente metabólico subyacente.
Otro factor clave es que el tratamiento muchas veces se enfoca solo en los síntomas agudos, sin incluir una fase de mantenimiento. En casos de recurrencia, se recomienda un esquema prolongado de supresión, por ejemplo, fluconazol oral una vez por semana durante seis meses o tratamientos locales repetidos según la respuesta. Esta estrategia busca mantener controlado el crecimiento de la levadura y permitir que la mucosa vaginal recupere su equilibrio natural.
También vale la pena revisar la salud intestinal, ya que el intestino puede actuar como reservorio de Candida. Una dieta con exceso de azúcares simples, carbohidratos refinados o alcohol puede alimentar la proliferación del hongo. En cambio, una alimentación equilibrada, con probióticos vaginales y orales (como Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus reuteri), ayuda a restablecer la microbiota vaginal y a prevenir recaídas.
En resumen, la causa más probable de que tu infección vuelva una y otra vez es que exista persistencia del microorganismo o factores que favorecen su crecimiento, ya sea un tipo resistente de Candida, alteraciones del entorno vaginal o una condición sistémica no detectada. Lo ideal es hacer un cultivo vaginal con identificación de especie y sensibilidad, valorar tus hábitos y descartar causas metabólicas. Una vez que se identifique la causa exacta, el tratamiento puede ajustarse y complementarse con medidas preventivas y, si es necesario, un esquema de mantenimiento.
La vulvovaginitis candidiásica recurrente se define cuando ocurren cuatro o más episodios en un año, y en esos casos casi siempre existe una combinación de causas locales y sistémicas. En tu situación, el uso de fluconazol y óvulos con metronidazol y nistatina puede aliviar temporalmente los síntomas, pero si la candidiasis vuelve, es probable que el tratamiento no haya eliminado del todo la levadura o que se trate de una cepa resistente o diferente a Candida albicans, como Candida glabrata, que responde peor a los tratamientos habituales. En estos casos, lo ideal es realizar un exudado vaginal con cultivo y antifungigrama, que permite identificar exactamente la especie y saber qué medicamento la elimina con mayor eficacia.
Otro aspecto importante es la presencia de factores predisponentes. El uso reciente de antibióticos, los cambios hormonales (por anticonceptivos o por etapas del ciclo menstrual), el uso de ropa muy ajustada o sintética, la humedad prolongada en la zona genital, el uso de protectores diarios o duchas vaginales, y las alteraciones del pH vaginal pueden romper el equilibrio normal de la flora, facilitando el crecimiento del hongo. Además, problemas metabólicos como la resistencia a la insulina o la diabetes mellitus, incluso en grados leves, pueden hacer que las recurrencias sean mucho más frecuentes. Por ello, a veces se recomienda hacer una glucosa en ayuno o hemoglobina glucosilada, para descartar que haya un componente metabólico subyacente.
Otro factor clave es que el tratamiento muchas veces se enfoca solo en los síntomas agudos, sin incluir una fase de mantenimiento. En casos de recurrencia, se recomienda un esquema prolongado de supresión, por ejemplo, fluconazol oral una vez por semana durante seis meses o tratamientos locales repetidos según la respuesta. Esta estrategia busca mantener controlado el crecimiento de la levadura y permitir que la mucosa vaginal recupere su equilibrio natural.
También vale la pena revisar la salud intestinal, ya que el intestino puede actuar como reservorio de Candida. Una dieta con exceso de azúcares simples, carbohidratos refinados o alcohol puede alimentar la proliferación del hongo. En cambio, una alimentación equilibrada, con probióticos vaginales y orales (como Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus reuteri), ayuda a restablecer la microbiota vaginal y a prevenir recaídas.
En resumen, la causa más probable de que tu infección vuelva una y otra vez es que exista persistencia del microorganismo o factores que favorecen su crecimiento, ya sea un tipo resistente de Candida, alteraciones del entorno vaginal o una condición sistémica no detectada. Lo ideal es hacer un cultivo vaginal con identificación de especie y sensibilidad, valorar tus hábitos y descartar causas metabólicas. Una vez que se identifique la causa exacta, el tratamiento puede ajustarse y complementarse con medidas preventivas y, si es necesario, un esquema de mantenimiento.
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